Uno de los alimentos que mejor se lleva con el vino es el queso pero para disfrutarlos en su máxima expresión y aunque en gran medida depende del gusto personal, es necesario elegir ambos elementos de manera cuidadosa para que la tabla quede equilibrada, esto es, que los sabores no se impongan el uno al otro.
En el caso de los quesos algunos de los factores a considerar son el tipo de leche usada (de vaca, cabra, oveja, búfala, camella o mezclada), el proceso de elaboración y la maduración. Mientras que para el vino se considera el tipo de uva, el proceso de elaboración y el añejamiento.
Una vez tomados en cuenta los factores anteriores, se pueden maridar de la siguiente manera: ya sea por similitud en las características o en el contraste de las mismas, por ejemplo, mientras más fresco sea el queso, más suave y frutal deberá ser el vino; o bien, mientras más oscuro y añejo sea el queso, más intenso y complejo deberá ser el vino.
Respecto al contraste, se trata de acompañar quesos de sabores dulces con vinos intensos o quesos salados con vinos dulces.
A continuación presentamos algunas sugerencias para el maridaje de acuerdo al vino:
La clave del maridaje del queso y el vino es la experimentación pues no sólo servirá para descubrir las preferencias personales también para refinar los sentidos que todo enófilo debe dominar.
Una vez encontrados los matices del queso y el vino, el siguiente paso es armar la tabla de quesos, degustarla y compartirla en las reuniones.
En Viñedo San Miguel te invitamos a saborear la armonía de un delicioso queso acompañado de un exquisito vino.