Degustar un puro conlleva un ritual semejante al que se realiza para saborear un vino, y eso incluye elegir el tiempo y lugar adecuado para ello.
Los puros tienen diferentes formas, tamaños y están elaborados con hojas de tabaco, seleccionadas especialmente para ello, curados al aire y fermentados; al igual que el vino que se produce con diferentes uvas y siguiendo un riguroso proceso en barricas y en botellas.
Similar a la degustación de una copa de vino, disfrutar de un puro es una ceremonia que invita a dejarse llevar por los sentidos. Iniciar observando el término y elegancia del puro, su color uniforme, su brillo y su firmeza; cortarlo, disfrutar el aroma a tabaco fresco y apreciar sus matices; y finalmente, encenderlo y relajarse con el fruto de la naturaleza.
Para vivir la experiencia completa de disfrutar un puro, es necesario hacerlo en compañía de un elixir: el vino.
El maridaje entre el vino y el puro debe ser sutil, buscando el equilibrio de los perfiles aromáticos, las texturas y los sabores, sin que ningún elemento pierda sus características principales.
Al momento de buscar los vinos adecuados debemos tomar en cuenta el carácter y la fuerza de ambos elementos; si el puro es potente, debemos acompañarlo con un vino fuerte; al contrario, si el puro es más suave es recomendable optar por un vino tinto joven y afrutado o un vino blanco.
Una buena opción para maridar un puro hecho a mano, a partir de semillas cubanas, es un Chardonnay, ya sea uno joven con sabor a manzanas y limón, o uno maduro con sabor a frutas tropicales y matices de vainilla y coco; o bien, un Sauvignon Blanc que también posee una buena acidez y frescura.
Entre los maridajes recomendados para un puro maduro y potente se encuentran un Cabernet Sauvignon, poseedor de un cuerpo, estructura y taninos fuertes; y un vino Syrah Cabernet, mezclando uvas potentes con notas a frutos negros y toques especiados, robustos e intensos, entre más joven, mejor, ya que la complejidad es mayor.
El puro, al igual que el vino, requiere un trato respetuoso y un disfrute sensorial total.
En Viñedo San Miguel te invitamos a experimentar las sensaciones que puedes encontrar en el maridaje de un vino y un puro.