Decantar un vino ayuda a despertar las notas aromáticas y de sabor, así como a separar los sedimentos que pudieran encontrarse, para tal labor se requerirá un decantador, un recipiente de cristal con cuello alargado y ondulantes formas que permiten el servicio de manera sencilla y elegante.
Es importante recordar que no todos los vinos deben o necesitan ser decantados, sólo aquellos que sean viejos o con una maduración prolongada que contengan posos o sedimentos, producto de la fermentación; los vinos que al ser abiertos emanen un aroma a humedad o cuero; y los vinos jóvenes cuando tengan aromas leves pero sólo en algunos casos.
En el mercado se ofrecen diversos tipos de decantadores que van desde los más sencillos hasta auténticas esculturas que merecen ser exhibidas como obras de arte.
Pero la elección de un decantador dependerá de lo que se quiera lograr con el vino pues mientras más oxigeno reciba, mayor será la evolución del vino por lo que es necesario considerar el largo del cuello y el tamaño de la base del recipiente para evitar que el vino se sobreexponga al oxígeno y pierda sus características.
Para los vinos jóvenes se recomiendan decantadores con formas horizontales o formas estrechas con base ancha. Para los vinos maduros y tintos se recomienda un decantador con cuello alargado y base estrecha. Mientras que para los vinos blancos se recomienda un decantador con base reducida y cuello estrecho.
Un decantador adecuado y un trato amoroso y paciente despertarán las características del vino, lo que permitirá disfrutarlo en su máxima expresión.
En Viñedo San Miguel te invitamos a descubrir las características escondidas de una copa de vino.